El cine argentino según Cristina.
Cristina habló hoy en el Encuentro Nacional de Comunicación Audiovisual, dentro del marco del Festival Internacional de Cine, en la ciudad de Mar del Plata. http://www.perfil.com/contenidos/2012/11/23/noticia_0020.html En este marco también se exhibirá el panfleto audiovisual sobre la vida de NK.
Tras cumplir, de alguna manera ciertamente dilatada por tres años, con algunas cuestiones de su Ley de Medios Audiovisuales, entregó varias licencias postergadas y algunos reconocimientos, entre ellos el busto mortuorio de Eva a la reciente viuda del cineasta Leonardo Favio.
Como no podía ser de otra manera, balbuceó su versión propia de la historia del cine argentino, destacando, por sobre todas las cuestiones, el papel del peronismo en la llamada época dorada de nuestro cine. Nada mas alejado de la realidad de la historia.
La Edad de Oro del cine argentino se sitúa en la década del 30, con Carlos Gardel grabando musicales e instaurando una aluvión de películas que se comercializaban en el mundo, llegando a 30 por año. En 1938 había 29 estudios de grabación. http://www.lacinerata.com.ar/2009/09/historia-del-cine-argentino.html
Durante el peronismo y a consecuencia de su inclinación filonazi -http://www.argentina-rree.com/13/13-006.htm- entre las sanciones económicas y embargos que se le hicieron a la Argentina, también consta el boicot a la película virgen. México fue el verdadero exitoso dentro de esta industria en América Latina. A esta altura, y por esta razón, la Epoca de Oro ya había pasado a la historia. Ni los subsidios a la actividad ni la instauración del Festival de cine de Mar del Plata pudieron recuperar la pujanza de otros tiempos y no tan anteriores.
Mal que le pese a nuestra presidenta y su visión relatora de la historia, la reactivación vino para finales de los 50 y sin Perón. Leopoldo Torre Nilson abriría, con su impronta, un saco de semillas que daría sus frutos en la década del 60 con Leonardo Favio, Fernando Solanas, Fernando Ayala, David Kohon y Manuel Antín.
La supuesta censura a las películas de Armando Bó e Isabel Sarli no fueron de orden político sino moral y según los standares de la época. Y al propio Bó no le fue mal en el mercado estadounidense y latinoamericano, muy por el contrario...y de lo cual se jactaba.
La partida hacia el exilio de Nacha Guevara y su familia fue durante un gobierno democrático y peronista, en el año 1975, luego que explotara una bomba en el teatro luego del ensayo general de la renovada Una y Mil Nachas, reivindicado por la Triple A.
Con los anteriores gobiernos militares, tanto el Onganiato como Lanusse sorteó con solvencia las censuras y clausuras, como la del Instituto Di Tella. http://es.wikipedia.org/wiki/Nacha_Guevara. Hasta el bombazo del teatro, siempre tuvo trabajo y hasta satirizó, con maestría, a los gobernantes de facto de la época.
Pero más allá de la ignorancia histórica de Cristina, el verdadero anuncio es convertir, por ley, al cine argentino como Industria Nacional, con las implicancias económicas que ello debe suponer. Casi parece una remake de la Convertibilidad hecha por Ley. Actos mágicos del Kirchnerismo que supone dar subsidios e infraestructura, convirtiendo a los artistas en verdaderos marcianos al servicio de su Relato. La primera marciana es Paula Luque, con su panfleto sobre la vida de NK. Gaetano, sin conocer el detalle de su renuncia a la película, supongo yo que se negó a ser un alienigena. Y esta...me resulta difícil decirle película...mas bien documental encendido, viene a convertirse en el mito fundacional de esta nueva industria creada por decreto.
La lección de los rusos o el Realismo Cristinista
Es bien sabido que con la Revolución Rusa todas las corrientes vanguardistas de la época fueron consideradas burguesas y subjetivistas. El realismo socialista fue la superación de dichas corrientes convirtiéndose en política de Estado cuando, en 1932, José Stalin promulgó el decreto de Reconstrucción de las organizaciones literarias y artísticas.
La exhaltación de la Revolución en una arquitectura y escultura desmesurada de gigantismo, la cultura del proletariado, de los trabajadores ya fueran agrícolas o industriales, felices, vigorosos, portando sus instrumentos de trabajo, los íconos revolucionarios o defensores de la madre patria contra el invasor cruel, como Alexander Nevsky y Octubre, sumado a la infinidad de retratos y esculturas de José Stalin, todos sumaban al llamado Realismo Socialista, a la Revolución y a su Padre progenitor. Al Relato se le contraponían las purgas, los asesinatos, las deportaciones a la Siberia y a los Gulags -sigla en ruso de la Dirección de Campos de Concentración, Glavnoye Upravlenie Laguerei, en transliterado-. Las dos caras de una misma moneda...falsa. El sostenimiento de esa cultura en el marco internacional de la Guerra Fría terminó con su colapso, con su implosión a finales de los 80 y habiéndose llevado muchas, muchas generaciones de inocentes.
En síntesis, toda esa desmesura se hizo con la Cultura y con la muerte.
Cristina también necesita, como cualquier dictador o gobernante autoritario, su revolución Cultural, sus íconos, sus artistas...Por eso hoy les dijo, a no aflojar, que si uds no aflojan yo tampoco.
Es una versión tremendamente depreciada del Gran José, depreciada incluso del Gran Hugo, pero la mujer no cesa en sus aspiraciones, con ese escueto auditorio de artistas aplaudidores.
El Realismo Cristinista, tiene como método aglutinar por izquierda lo que sus negocios se llevan por derecha. Y aglutinar por izquierda es fogonear al progresismo rosa y al terrorismo rojo como Juventudes maravillosas de los 70, vaciando de contenido y existencia a los da;ados colateralmente por la dictadura, ni los que se jugaron la vida estando bajo bandera.
El, es el ícono fundacional...La Cámpora y Unidos y Organizados, los herederos.
El secuestro y la tortura, la esencia de su estética cultural. La Dictadura fue Civico-militar, ahora, por eso hay nuevos enemigos a quienes desenmascarar, como una cazanazis.
En el mientras, ella acopia millones, ego, chapa, aunque sea de cartón...porque ya no hay ni latón oxidado. El grupo de presión o poder, privado, que la desafíe tendrá su guerra, aunque las venga perdiendo todas.
Sobre este realismo escueto se basará la Nueva Industria Cinematográfica Argentina, versión devaluada por la improvisación e inmediatez, que no sabe si es pobre o de clase media, si campesino o chacarero u oligarca, si es obrero pero no petrolero, si es maestro pero trabaja cuatro horas, si es intelectual o de pacotilla...si somos mas de los 40 millones o somos reaccionarios y golpistas...si gritar Perón con la nariz tapada y tener a Evita, en un billete de cien pesos gigante.
Todo parece humo vano...banalidad supina y exasperante. Todo parece de cuarta clase y lo que es, escenográfico, cartón pintado.
Los verdaderos artistas no son marcianos, no están en la primera fila de aplaudidores, son los testigos de una época, gobernada por alienígenas.
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