Translate

sábado, 14 de julio de 2012

Escritos Idiotas.La voz poética de mi madre.

Después de la muerte de mi padre, ordenando algunos papeles en su biblioteca, encontré, perdidos y olvidados, versos que mi madre escribió, alguna vez, y ya no recuerda cuándo.

Estos versos, dedicados a una tía y a mi hermano, los considero un tesoro incalculable...de esa mujer, impresionante, que es mi madre.

La carrera contra el tiempo en este ámbito infinito de universos paralelos que es Internet, me decide a publicarlos con el objeto que pertenezcan a la memoria colectiva, y a aquellos que la adoran por su compromiso con los otros...a los que no conoce pero ayuda y ayudó.

Maestra rural, directora aguerrida, hija ejemplar, ciudadana de primera y madre devota. En ese orden y según sus propios dichos.
Alguien que hizo de su vocación docente el leitmotiv de su vida, su dedicación a los niños y a quienes los educaban.

Este tesoro de su voz poética, quiero compartirlo.
No importa cuántos puedan leerlo. Ya está aquí, en este ámbito infinito.
Es sólo un grano de arena en la inmensidad...pero por él a veces puede justificarse la visión de un mundo más humano, más gentil, más comprometido con la Humanidad, con lo mejor que poseemos, con aquello que nos enorgullece de llamarnos hombres.

Versos para una Tía lejana

Entre los laberintos de la vida
no ha quedado de ti
ni siquiera un retrato...
y te fuiste temprano de la tierra.
Entre los ojos pardos de mi madre
imaginé tu mirada
asomada a las puertas 
y a las verjas solitarias
de alguna casa humilde
del pequeño Soutelo
que hoy se pierde en el tiempo.
Por qué habrás andado
tantos años
alrededor de mi recuerdo
si presentí tu voz
por aquellos senderos
cuando caminé
lo que vos y mi madre habían caminado?
Por qué habrás andado
tantos años
alrededor de mi silencio?
Por qué te habrás ido
sin haberte conocido?


Por último, este extenso poema llamado La Palabra, que se lo dedicó a mi hermano, Horacio Rodríguez. El no sabe de la existencia de estos poemas, por eso se lo ofrezco, casi como un regalo único de alguien que nos ha pensado a través de la metáfora y la belleza.
Como buena idiota que soy pienso que un regalo así me cambiaría la vida, hecha de pequeños gestos y acciones que parecen insignificantes. Creo con fervor en estas sutiles pinceladas de la vida que descubro maravillada, las comparto casi con religiosidad y devoción hacia una mujer, mi madre, María Celia García de Rodríguez. Es apenas un boceto de todo sobre mi madre.

La Palabra


No me llames la vieja.
Sí, ya sé, ya sé que lo haces con cariño.
Tú no sabes, hijo mío, cuanto esperé
que otro nombre
marcara tu paso por mi sino.
De niña, acunando
mi muñeca despeinada,
esperaba tu voz
y no acudía.
La intuí en el beso prematuro
de aquella primavera de mi vida
y un día floreció como un milagro
de fe, de esperanza y de alegrías.
y fuiste realidad entre mis brazos,
hijo del alma, hijo que yo entreveía ya en los albores de la vida,
y llenaste después todas mis horas,
y una mañana azul,
de cielo entera, mamá dijiste
y yo lloré de gozo estremecida.
era esa, hijo mío, la palabra,
era esa y la sentí tan mía,
y me hizo crecer,
y me hizo dulce,me hizo tierna,
esa sola palabra bendecida...
Yo ahora que la necesito
para andar  por los riscos de la vida,y ahora que la necesito,
sí, mi hijo, para mantenerme erguida,
me la quitas cambiándola por otra
que marca las arrugas de mi días
y me matan al niño, aquel niño
que una mañana azul, lejana y mía
me hizo llorar de un gozo incontenible
cuando mamá escuché que me decía.
No me llames la vieja, dime mamá
que es la palabra que esperé toda la vida.


Hace un tiempo, hijo mío, que nos hablábamos mirándonos, felices y sonrientes a los ojos.Las sencillas palabras que ahora escribo para después, cuando acaso me evoques en retratos y ya no esté mi voz, que al nombrarte te hace venir corriendo de otros cuartos.
Yo, que tanto he procurado
ejercicios de voz en la palabra
tengo ahora que usar esta otra clase,
tengo ahora que urdir en la mirada
los modos de decirnos.
Y está bien que así sea y que me sientas
presencia protectora.
bueno o malo el poema que ahora escribo
será para después.
Cuando mi voz no sea solo un son de la costumbre,
un familiar murmullo de la casa,
y te llegue en el verso que ahora escribo
para seguir hablando,
aún ausente.
En la amistad o en el amor
que no haya cálculo.
No ambiciones otras riquezas
que las del arte alado
o el de las arduas ciencias.
pero para ese entonces, ya todo habrá cambiado,
serás al fin, un hombre.
Ya no estaré.No importa eso.
Lo que importa es que entonces sepas
que a tu lado yo estuve en mil delicias,
de verter andar en mil descubrimientos
que tus ojos, a todo interrogantes
yo los sentí desde mi misma sangre.


Sigue siempre así, mágico hijo mío.
Tu mirada, un cristal de azoramiento
y sigue...hasta llegar a sabio
mas siempre deslumbrado.


Dedicado a mi madre, a quién tengo y disfruto cada día su voz.
Dedicado a mi hermano.
Dedicado a todos los que aman a mi madre.

María Celia García de Rodríguez.Mi Madre.