Gataflorismo, La guerra del Cerdo y el Síndrome de Hubris.
Para mis amigos europeos y de otras latitudes que, quizás, no entenderán el termino GATAFLORISMO,va este comentario, a manera de introducción.
La Gata Flora es un personaje de metáfora que alude a ciertas condiciones histéricas de las mujeres, por las cuales se quejan si son penetradas, en la copula, o, en su caso contrario, si dejan de serlo. No estar contentas con nada, ni en la acción ni en la omisión. El termino, extrapolado, sirve como estrategia discursiva falaz para evitar la reputación de ciertos argumentos.
Así, nuestra Presidenta, acudió a este istmo, tan procaz y desvergonzado, para cerrar la discusión sobre las actividades de adoctrinamiento en Jardines de Infantes del país por parte de la Agrupación La Cámpora, que creara y gestiona su propio hijo.
En su débil argumentación que se critica a la juventud porque sale a "los boliches" o porque "milita en política", plantea dos extremos antojadizos que reducen la discusión a nada, como si la militancia fuera el non plus ultra de la dedicación hacia los otros, y salir a boliches o discoteques fuera el emblema de la diversión o la vagancia.
Gataflorismo ha sido una expresión desacertada por su condición descalificatoria hacia la ciudadanía, porque es bueno recordar que lo dijo en una Cadena Nacional donde según ella se dicen las cosas que le importan al país. El Gataflorismo ES DE IMPORTANCIA NACIONAL.
Mientras escuchaba su panegírico sobre la juventud maravillosa, soslayando mencionar a La Cámpora y a Vatayón Militante, vino a mi memoria el famoso libro de Adolfo Bioy Casares, La Guerra del Cerdo. Novela de anticipación para muchos, por su atemporalidad, en un futuro incierto que puede ser el presente. La Guerra del Cerdo, la Guerra contra los viejos
es como una épica del exterminio de una generación por otra, donde la estupidez es la manifestación de lo irracional, porque como dice el autor,
Es curioso este comentario porque, al parecer los desmesurados sueldos, la cantidad de secretarias los smart de todo tipo tecnológico y los lugares estratégicos en que han sido colocados -sumándose en los últimos días la empresa Fabricaciones Militares y el Renar,Registro Nacional de Armas- denotarían un poder en lugares muy sensibles donde, quizás, los que más experiencia tienen debieran ser los más recomendados. Pero no es así. Ni siquiera para el Ministerio de Economía.
Mientras tanto, otro panegirista de la corporación oficial de medios, sentencia que existe un caldo donde hierve el golpismo. Así acusa que
Gataflorismo ha sido una expresión desacertada por su condición descalificatoria hacia la ciudadanía, porque es bueno recordar que lo dijo en una Cadena Nacional donde según ella se dicen las cosas que le importan al país. El Gataflorismo ES DE IMPORTANCIA NACIONAL.
Mientras escuchaba su panegírico sobre la juventud maravillosa, soslayando mencionar a La Cámpora y a Vatayón Militante, vino a mi memoria el famoso libro de Adolfo Bioy Casares, La Guerra del Cerdo. Novela de anticipación para muchos, por su atemporalidad, en un futuro incierto que puede ser el presente. La Guerra del Cerdo, la Guerra contra los viejos
-Dicen que los viejos —explicó Arévalo— son egoístas, materialistas, voraces, roñosos. Unos verdaderos chanchos.-
es como una épica del exterminio de una generación por otra, donde la estupidez es la manifestación de lo irracional, porque como dice el autor,
Lo triste es que no hay nada más detrás del movimiento. Absolutamente nada. La desolación.Un periodista discurrió en su blog que la campaña es en realidad una guerra del cerdo al revés, donde se estigmatiza a los jóvenes. http://www.reynaldosietecase.com.ar/2012/03/15/la-guerra-del-cerdo-al-reves/
Es curioso este comentario porque, al parecer los desmesurados sueldos, la cantidad de secretarias los smart de todo tipo tecnológico y los lugares estratégicos en que han sido colocados -sumándose en los últimos días la empresa Fabricaciones Militares y el Renar,Registro Nacional de Armas- denotarían un poder en lugares muy sensibles donde, quizás, los que más experiencia tienen debieran ser los más recomendados. Pero no es así. Ni siquiera para el Ministerio de Economía.
Mientras tanto, otro panegirista de la corporación oficial de medios, sentencia que existe un caldo donde hierve el golpismo. Así acusa que
Para erosionarlo -al kirchnerismo-, sus voceros apelan a todos los mitos imaginables. A saber: el gobierno no sólo hace número en sus actos con peligrosos delincuentes, sino también "adoctrina" a niños en la más tierna edad, mientras van a la escuela, tal como lo hacía el primer peronismo. Para la derecha, todo lo que no modela el mercado, formando ciudadanos en el desinterés por el otro y el individualismo, es adiestramiento.http://tiempo.infonews.com/2012/08/16/editorial-83655-el-caldo-donde--hierve-el-golpismo.phpConsidero que, a ocho meses de haber asumido otro mandato este gobierno, hablar de golpismo es desmesurado, habida cuenta del porcentaje sacado en su momento. Salvo que el propio caldo donde hierven estos despropósitos sea el propio gobierno. Porque es difícil gobernar sin condiciones económicas favorables, sin derroches en la compra de voluntades. Por el contrario, la sintonía Fina, el ajuste del cinturón, la persecución de los ciudadanos en su intento de preservar el valor de su ahorro, todo no sincerado sino camuflado de retórica, ha entrampado al propio gobierno en su mismo relato...a caído en su propia trampa, a quedado expuesto sin artificios.
La Reina Desnuda
Expresa una máxima de la Ciencia Política que EL MANDO SIN OBEDIENCIA ES PURA VIRTUALIDAD. La Argentina actual si bien es bastante anómica, es decir sin reglas claras o con ellas pero sin la obediencia debida -caso del propio poder ejecutivo que no acata resoluciones de la Corte suprema de Justicia, por ejemplo- no constituye, aún, un ejemplo de desbande o desobediencia civil al poder político. Pero sí se ha desgastado, y las encuestas de opinión lo demuestran, es la Autoridad Moral de los gobernantes. La valoración negativa de la imagen del poder y su mando.
Lo que está en juego es lo que los griegos llamaban Hubris, es decir el orgullo, la presunción y la arrogancia, las que se sedimentan en largos años de supuestos éxitos. Pero, de pronto, y por múltiples razones de la realidad objetiva, las cosas no son como se daban y aquí comienza el conflicto para el gobernante. Esto ha dado en llamarse Síndrome de Hubris.
Los griegos, inventores de la Tragedia, respondían al Hubris con el Némesis, devolver la persona a la realidad través de un fracaso.
Llevar casi una década de mando en un país ha consentido a los gobernantes en más de un sentido de impunidad, quizás la consecuencia más gravosa de quienes se han acostumbrado al poder. Constituye quizás el último escalón degradante en una escalera descendente, la que nadie quiere reconocer ya que es la confirmación del fracaso rotundo, que una nueva elección podría confirmar. En el interregno solo caben los desbordes y la desnudez de un Relato ya no convincente...
Sería saludable para la República que ninguno de los cargos electivos fueran reelegibles. Que solo cuatro años fueran los disponibles para dedicarse con esfuerzo y dedicación a la tarea de la gestión. Muchos de nuestros males como Nación podrían ser mitigados y transformados a futuro.
Mientras tanto, nuestra Presidente siente los embates de este síndrome que se llevó puesto a su marido. Pero la experiencia ajena nunca es transmisible.
Néstor, el primer viejo que matan en Diario de la Guerra del Cerdo. |