Sí, señores: hasta con los pronósticos más optimistas de Poliarquía (el Gurú de las Consultoras de Opinión Pública) el Huracán Cristina se llevó la mitad de los votos válidos (votó el 75% del padrón menos el millón seiscientos mil de votos blancos,impugnados y nulos). En Ledesma, pcia de Jujuy, escenario de cuatro muertes y decenas de tomas de tierras por parte de los excluidos del Modelo -y en la semana previa a las Primarias-, Cristina ganó por el 66%. En Ciudad de Buenos Aires apenas 8 puntos la separan del segundo, Eduardo Duhalde con el 22. En provincia de Buenos Aires, 40 puntos de diferencia entre ella y el segundo.En Catamarca, 40 puntos por arriba del segundo, Alfonsín. En Córdoba, 17 puntos arriba también de Alfonsín. En Corrientes, 63 a 14 %. En el Chaco, 40 arriba. En Chubut, tierra de Das Neves, 25 puntos arriba.Sólo Santa Fé, donde hace quince días ganó Binner, 5 puntos arriba del Frente Amplio Progresista. Sólo en San Luis fue derrotada, el Feudo de los Rodríguez Saá le sacó unos exiguos 24 puntos.Y en San Juán, tan agradecida por el entuerto de la Ley de Glaciares y el vil negocio contaminante de la minería, Cristina arriba con el 49% respecto del segundo.
Apabullante, verdad? Sin duda.
Hasta la gente de Poliarquía estaba desbordada por los resultados, mientras miraban los números reales de esta gran encuesta, gratuita para ellos y pagada por todos. Porque, a decir verdad, esta Primaria no tenía sentido, salvo para la provincia de Bs.As., donde sí se presentaron candidatos a un mismo puesto. A nivel nacional fue una encuesta, no una primaria: los candidatos, TODOS, se pusieron a DEDO.
Explicaciones. La otra mitad de la sociedad argentina se lo pregunta: cómo hizo para cosechar semejantes porcentajes?
Los memoriosos recuerdan el segundo triunfo de Menem en el 95 y su famoso voto "licuadora" ( expresión que remitía a las presidencias primera y segunda de Perón, en las décadas del 40 y el 50, con el boom de los electrodomésticos, desconocidos en aquella pobre sociedad), aunque en realidad era mucho más que eso, ya que la Ley de Convertibilidad hizo de la Argentina una fiesta para los que tomaron préstamos hipotecarios y para aquellos que decidieron, con un dólar tan barato, recorrer el mundo. La Dictadura Militar también apeló, en su momento, a esta cuestión y fue famoso en el mundo el "Deme Dos" de los argentinos comprando en Miami o donde fuera. Cuando ganó Menem en el 95, y por arriba del 52 %, unos pocos estaban en la plaza saludando a los ganadores, y por el micrófono en on se escuchó a Ruckauf, su Vice, decir "Se quieren matar, ni ellos lo pueden creer". Gente muy conspicua, con educación universitaria y gente pobre y sin planes, lo votó abrumadoramente en aquella segunda oportunidad. Después, nadie lo había votado. Y cuando uno caminaba por las calles sabía que uno de dos lo había hecho. En ese triunfo, y es bueno decirlo, ni le importó a la gente cuando ese mismo gobierno se quedó con los depósitos a Plazo Fijo. Ni siquiera aquella confiscación le hizo mella a la hora de volver a consagrarlo (y este es un triunfo muy por arriba de la historia del propio Menem).
Explicaciones? Ayer escuché a un sociólogo, por televisión, decir que la sociedad argentina votó una continuidad en la que se regodea, sin necesidad de un cambio que, ella misma, siente que no es necesario.
Otros ensayaban el crecimiento de los pobres y su consecuencia en los planes. Algunas familias, y es correcto decirlo, ganan entre todos y merced a los planes, hasta casi tres mil pesos y según también, por la cantidad de hijos, superan esa cifra. Todo sin contraprestación.
Lo que yo, personalmente, veo es la Sencillez del argentino, o , parafraseando nuestro argot, la "sensiyes" que los argentinos tenemos. Durante la dictadura militar el mito de "La Plata Dulce" y "El Deme Dos", la Convertibilidad durante los gobiernos de Menem y ahora, también con un dólar barato, el boom de las cuotas y el consumismo, además de los montos siderales, sacados a los jubilados y pensionados que tiene este país, destinados a planes sociales donde la gente no trabaja para obtenerlos. Cuando la Convertibilidad se pudrió y no había dinero en ningún lado, la gente salió con las cacerolas y el país se sembró de varias decenas de muertos y sangre por las calles. Pero, que quede bien en claro, que por ningún Valor, así con mayúscula, la gente salió a pelearla. Ni siquiera durante la Dictadura Militar fue el Pueblo, esta abstracción, quién la echó. Fue por su propio peso de haber perdido una guerra y demostrar que ni para eso servían. Y la salida a la democracia fue un acto de profunda autocrítica de ellos.
"Sensiyés", parámetros de imberbes? de niños? elementalidad "pancista"? "vamos para adelante, como sea, puchereando así de a poquito?". Todo está bien o mas o menos bien mientras no toquen, demasiado, el bolsillo. La Historia, y no yo, lo demuestran. Y no voy a hacer análisis sociológico, sólo la intuición, mi propia experiencia de los años, mis vivencias de la historia in situ y la de mi familia, todos trabajadores que dependieron de sus manos para sobrevivir y progresar. En esa Argentina no había planes sociales, no había dinero fácil salvo los salarios familiares, y varios adicionales a los sueldos.
Números más, números menos, la mitad de la sociedad argentina le ha dado un cheque en blanco a Cristina. Estos son los guarismos de la democracia y yo soy muy respetuosa de ellos. Pero no sería fiel a este sistema que sostengo como el mejor, si abandonara mi pequeño pregón de una Argentina sin corrupción. Hay una lectura, también, que Cristina no debe soslayar y que consiste en que LA OTRA MITAD de la sociedad argentina no la ha elegido como la mejor. Otra mitad que considera que "el roban pero hacen" no es posible, ni deseable y que está dispuesta a oponerse con una lupa en la mano. Se me dirá que la Justicia también está cooptada; que el tema de la Justicia Federal es casi un pozo podrido de acuerdos entre jueces y políticos. Sí. Es así. Y a la mitad de la sociedad argentina no le importa. Pero resta o suma el otro 50 % de los argentinos y ningún político, que se considere democrático , puede soslayarlo. Si lo hace tiene que tener mucho más resto.
Permítanme disentir con Cristina, esta elección no fue "Fruto del Amor", ha sido "Fruto del Espanto" aunque, en la vida de una Nación, sea por un ratito o casi un instante fugaz. Los que fuimos setentistas en los Setenta, y no ahora, lo sabemos.