Ese año de 1969 fue un año visagra en la vida del mundo: una mujer era elegida Primera Ministro de Israel, Golda Meir...El héroe de la liberación de Francia, durante la segunda guerra mundial, Charles DeGaulle, renunciaría luego que su reforma constitucional fuera desechada, en referéndum, por el pueblo francés, luego se alejaría de modo definitivo de la vida política y moriría años después. Fue el año en que el hombre llegó a la Luna. Fue el año del Festival de Woodstock, la máxima expresión del Flower Power...y también fue el año en que la Universidad de Stanford y la UCLA, de California, se unirían en el proyecto Arpanet, antecesor de la actual Internet, cuyo día se celebra, precisamente, hoy.
También fue el año en que la Comunidad Internacional firmara el Tratado de Viena, sobre el Derecho de los Tratados (1), en plena Guerra Fría y a algunos años de lo que hubiera sido un holocausto nuclear de la humanidad.
Luego de La Broma, y no es un chiste, Kundera fue obligado al exilio y al destierro de su memoria en todos los registros históricos donde su nombre aparecía. Finalmente se exilió en Francia. (2)
Algunos años pasaron entre la edición original de La Vida está en otra parte de su edición en español con prólogo de Carlos Fuentes, fallecido ayer en Ciudad de México.
Debo reconocer que cuando comencé a leer La vida está en otra parte sufrí una especie de shock luego del prólogo...y me quedé con las ganas que siguiera. Ayer, en Ciudad de México, murió Carlos Fuentes...y reviví la emoción de aquél humilde prólogo que escribiera a la gran novela de Milán Kundera, retratando, además, el viaje que hicieran hasta Praga, junto con él, Julio Cortazar y Gabriel García Marquez.
Una sola palabra me conmovió, inexplicablemente, el idilio...El totalitarismo es un idilio.
Revivamos esas palabras demoledoras en la propia pluma de Fuentes.
El realismo socialista consiste en escribir el elogio del gobierno y el partido de tal manera que hasta el gobierno y el partido le entiendan. El escándalo, la verdad insospechada, es esta que oímos por boca de Milan Kundera: el totalitarismo es un idilio.
Idilio es el nombre del viento terrible, constante y descompuesto que atraviesa las páginas de los libros de Milan Kundera. Es lo primero que debemos entender.
Aliento tibio de la nostalgia, resplandor tormentoso de la esperanza: el ojo helado de ambos movimientos, el que nos conduce a reconquistar el pasado armonioso del origen y el que nos promete la perfecta beatitud en el porvenir, se confunden en uno solo, el movimiento de la historia. Unicamente la acción histórica sabría ofrecernos, simultáneamente, la nostalgia de lo que fuimos y la esperanza de lo que seremos. Lo malo, nos dice Kundera, es que entre estos dos movimientos en trance idílico de volverse uno, la historia nos impide, simplemente, ser nosotros mismos en el presente. El comercio de la historia consiste en “Venderle a la gente un porvenir a cambio de un pasado”.
Los personajes de Kundera giran en torno a este dilema: ¿ser o no ser en el sistema del idilio total, el idilio para todos, sin excepciones ni fisuras, idilio precisamente porque ya no admite nada ni nadie que ponga en duda el derecho de todos a la felicidad en una Arcadia ubicua, paraíso del origen y paraíso del futuro? No sólo idilio, subraya Kundera en uno de sus cuentos, sino idilio para todos, pues “todos los seres humanos, desde siempre, aspiran al idilio, a ese jardín donde cantan los ruiseñores, a ese reino de la armonía donde el mundo no se yergue enajenado contra el hombre y el hombre contra los demás hombres, sino donde el hombre y los hombres están, por el contrario, hechos de una misma materia y donde el fuego que brilla en las estrellas es el mismo que ilumina las almas. Allí, cada cual es una nota en una sublime fuga de Bach y quien no quiera serlo se convierte en un punto negro y desprovisto de sentido al cual basta agarrar y aplastar bajo la uña como una pulga”.
Como una pulga. Milan Kundera, el otro K de Checoslovaquia, no necesita acudir a forma alegórica alguna para provocar la extrañeza y la incomodidad con las que Franz Kafka inundó de sombras luminosas un mundo que ya existía sin saberlo. Ahora, el mundo de Kafka sabe que existe. Los personajes de Kundera no necesitan amanecer convertidos en insectos porque la historia de la Europa central se encargó de demostrarle que un hombre no necesita ser un insecto para ser tratado como un insecto. Peor: los personajes de Milan K. viven en un mundo donde todos los presupuestos de la metamorfosis de Franz K. se mantienen incólumes, con una sola excepción: Gregorio Samsa, la cucaracha, ya no cree que sabe, ahora sabe que cree. Tiene forma humana, se llama Jaromil y es poeta.
En la novela se narra la vida del poeta militante del stalinismo.El narcisismo oportunista que padece lo lleva a confundir la utopía con la realidad, la realidad con un relato, todo en aras de venderle a la gente un porvenir ficticio por un pasado construido como artificio. Solo el poder queriendo perpetuarse, a través de la metamorfosis de los otros.
La política argentina se ha convertido en un idilio de lo atroz, de fogoneo de jóvenes, nacidos en democracia, que no han conocido el horror. Los ideólogos y perpetradores de aquél espanto, alientan y usufructúan esta versión lavada de bombas y atentados, pero infectando, con aquel supuesto pasado revolucionario glorioso, este pequeño huevo transparente que muchos vemos gestarse. Su propagación a los años venideros es un acto inequívoco del daño consumado hoy. No hay Arcadia alguna en el pasado reelaborado por sus ideólogos. No hay Paraíso primigenio. No hay ningún idilio salvo del espanto. La única diferencia que tiene con nosotros es que aún somos una democracia tibia y enclenque, donde cierto fantasma de utensilios de cocina batidos al viento los amenaza desde la obediencia oscura que, aún, no encuentra la forma y el momento.
Veo, a la distancia y por televisión -la no comprada por la corporación K- en lo que han convertido a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, paralizándola en sus medios de transportes,en los piquetes a sus vías de acceso, en la recolección de basura, en el ataque permanente a su gobierno que, mal o bien, fue elegido por los porteños...como en toda la Argentina a Su Majestad, nuestra Reina. Muchos millones entran y salen de esa ciudad, reflejo y caso testigo o muestra representativa de lo que llegaría a ser la Argentina, en efecto cascada.
Veo a la gente transitar lugares que me fueron muy comunes y cotidianos, y todos son Gregorios Samsa. Yo también lo fui y cuando pago mis impuestos dedicados al latrocinio, sigo siéndolo. Los Jaromil están en la extensa red de medios oficiales y en todos los despachos y escritorios burocráticos. Los veo fogonear el odio y la culpa, de todo el pandemonium, al único distrito que no lograron obtener y no logran disciplinar ya que es autosuficiente. Hasta los gremios trostkistas del subte han sido cooptados. El canal oficial de cable explica y compara las redes de la ciudad con la de NYC o París o Moscú y baja línea del odio permanente y renovado.
Odio y agravio a las pulgas que desentonan en la sublime fuga de Bach. Pero a diferencia del stalinismo les cuesta bastante más. Les cuesta...y eso genera más odio. Estamos un poco distantes de la realidad cubana y bastante más cerca de Venezuela. Lo que les permite seguir reproduciendo a los muchos Jaromil es la ausencia de alguna figura jugada en pos de la libertad y la responsabilidad social. Mientras tanto, todos los medios K siguen tensando la cuerda del adoctrinamiento hasta que, muy a la argentina, les toquen el bolsillo a todos los Samsa.
Siento una profunda tristeza de ir a contramano de la historia evidente. Ser corso a contramano. Pero sé que hay muchos mas que comparten esta tristeza profunda de ver un rebaño y no una Nación de hombres libres. También para estos tristes papeles, los que representamos para muchos, hace falta coraje, todo el que le falta a la corporación política y, hoy mas que nunca, desde un humilde abogado, al Colegio de ellos, al Consejo de la Magistratura y hasta los Jueces de la Corte Suprema Argentina. Un país sin Justicia está condenado a reproducir ciudadanos convertidos en cucarachas que se barren con una escoba. La vida, por ahora, sigue estando en otra parte.
Gregorio Samsa a punto de ser barrido |
(1)Considerando la función fundamental de los tratados en la historia de las relaciones internacionales;
Reconociendo la importancia cada ves mayor de los tratados como fuente del derecho internacional y como medio de desarrollar la cooperación pacífica entre las naciones, sean cuales fueren sus regímenes constitucionales y sociales:
Advirtiendo que los principios del libre consentimiento y de la buena fe y la norma "pacta sunt servanda" están universalmente reconocidos
Afirmando que las controversias relativas a los tratados, al igual que las demás controversias internacionales deben resolverse por medios pacíficos y de conformidad con los principios de la justicia y del derecho internacional;
Recordando la resolución de los pueblos de las Naciones Unidas de crear condiciones bajo las cuales puedan mantenerse la justicia y el respeto a las obligaciones emanadas de los tratados:
Teniendo presentes los principios de derecho internacional incorporados en la Carta de las Naciones Unidas, tales como los principios de la igualdad de derechos y de la libre determinación de los pueblos, de la igualdad soberana y la independencia de todos los Estados, de la no injerencia en los asuntos internos de los Estados, de la prohibición de la amenaza o el uso de la fuerza y del respeto universal a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos y la efectividad de tales derechos y libertades.
Convencidos de que la codificación y el desarrollo progresivo del derecho de los tratados logrados en la presente Convención contribuirán a la consecución de los propósitos de las Naciones Unidas enunciados en la Carta, que consisten en mantener la paz y la seguridad internacionales, fomentar entre las naciones las relaciones de amistad y realizar la cooperación internacional.
(2)http://es.wikipedia.org/wiki/Milan_Kundera