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martes, 17 de mayo de 2011

Sobre la Estupidez y el afán de lograrla.

Algunos nacen estúpidos, otros alcanzan el estado de estupidez, y hay individuos a quienes la estupidez se les adhiere. Pero la mayoría son estúpidos no por influencia de sus antepasados o de sus contemporáneos. Es el resultado de un duro esfuerzo personal. Hacen el papel del tonto. En realidad, algunos sobresalen y hacen el tonto cabal y perfecto. Naturalmente, son los últimos en saberlo, y uno se resiste a ponerlos sobre aviso, pues la ignorancia de la estupidez equivale a la bienaventuranza. La estupidez reviste formas tan variadas como el orgullo, la vanidad, la credulidad, el temor y el prejuicio. Así comienza el prologuista de Paul Tabori, en su Historia de la Estupidez.

Y continúa : Este libro trata de la estupidez, la tontería; la imbecilidad, la incapacidad, la torpeza, la vacuidad, la estrechez de miras, la fatuidad, la locura, el desvarío. Estudia a los estúpidos, los necios, los seres de inteligencia menguada, los de pocas luces, los débiles mentales, los tontos, los bobos, los superficiales; los mentecatos, los novatos y los que chochean; los simples, los desequilibrados, los chiflados, los irresponsables, los embrutecidos. 


En sus investigaciones, Tabori rescata un sólo estudio científico, médico, de su época, donde se estudió la estupidez y se la clasifica:“Estupidez general y parcial. La inteligencia defectuosa de los hombres de talento. La percepción inmadura. La escasa capacidad de juicio. La desatención, las asociaciones torpes, la mala memoria.La torpeza, la simplicidad. La megalomanía, la vanidad. La temeridad, la sugestionabilidad. El egotismo. La estupidez y la edad; la estupidez y el sexo; la estupidez y la raza; la estupidez y la profesión; la estupidez y el medio. La estupidez en la vida económica y social; en el arte y la literatura; en la ciencia y la política.”


Se ven características  notables en este último párrafo que salen del límite, ciertamente razonable, de los débiles mentales, pobrecillos ellos. La inteligencia defectuosa, la percepción inmadura, la falta de juicio, las asociaciones torpes, la memoria selectiva ( o la mala memoria), la simplicidad, la vanidad, la temeridad y el egoísmo, son rasgos, ciertamente peligrosos, puestos en individuos, hombres y mujeres, con capacidad de decisión extendida a muchos otros.

La estupidez, es el arma más destructiva del hombre, su más devastadora epidemia, su lujo más costoso, nos dice con tristeza. Y, parafraseando esta satírica obra, agregaría que lo es así cuando los estúpidos tienen PODER. No sólo sobre nosotros, sobre los contemporáneos, sino también comprometiendo el futuro de sociedades enteras y de generaciones por venir. Así, el mismo Tabori agrega y yo comparto como hilo conductor de este escrito, que  la estupidez es como una luz negra, que difunde la muerte en lugar de la vida, que esteriliza en lugar de fecundar, que destruye en lugar de crear. Sus expresiones forman legión, y sus síntomas son infinitos. 


El prejuicio,basado en la necesidad humana de respeto; la intolerancia como su motor; la ignorancia crónica, aquella que la educación no puede superar; la inconsecuencia, el fanatismo y el elogio a una locura malsana, aquella que se justifica como transgresora, son componentes tóxicos de un veneno mucho más letal: le han costado a la humanidad mucho más que las guerras y las pestes.

En nuestro acontecer cotidiano, una de las formas más parásitas de la estupidez es la burocracia, el desperdicio del trabajo creador en aras del papeleo infame. Los juicios, donde la ley debiera ser su fundamento, se convierten en verborrea, o inacabables escritos de ida y vuelta, donde las más de las veces todo es retórica, y la argumentación es el ámbito del señorío. Los abogados viven gracias a la estupidez de la gente, y la profundizan en la ignorancia más profunda de la retórica. La Ley es la gran ausente.

Los últimos años de la Argentina han sido como la comarca de la estupidez: desde la "soja es un yuyo" hasta decretazos que pasaron por arriba de la ley y de la propia constitución y a nadie se le movió un sólo pelo. Todos imbéciles , incluida la Corte? Sin embargo, se vuelve a votar en algunas mesas de la provincia de Chubut, para elegir finalmente al gobernador después de varios meses, y los candidatos han vuelto a hacer campaña para sólo mil quinientas personas. Chochez constitucional? Blandos de gulibera? No, ejemplo de un país.
 De una Ley de Glaciares votada por unanimidad, no por consecuencia sino por el apuro de la sanción, al veto presidencial completo; después la Presidenta almorzaba con los dueños de la Barrick Gold y despuntarían el vicio, en la sobremesa, sobre los negocios en Santa Cruz. Qué poco sabían los diputados y senadores KK de esta cuestión fundamental del "capitalismo de amigos", siempre necesitando del llamado del  Nesternauta para mover un dedo, el del voto.Porque estos bloques se han movido según directivas y pidiendo a los asesores, quizás los únicos que trabajan, "darles letra". Unos imbéciles?. Después vino otra ley, que era casi igual, y se la votó, pero el delegado sanjuanino de la Barrick, el propio gobernador, presentó un recurso de amparo y la ley quedó en suspenso. Mientras tanto se hizo creer a la gente que el Congreso trabajaba y cuantiosos recursos se utilizaron, desde la burocracia hasta los cafés, para que todo fuera igual.
 Para muchos dirigentes KK, las sanciones punitivas a los que impidan la libre circulación de los diarios en la Ciudad de Buenos Aires,  es un retroceso a, lo que ellos llaman, la matriz conservadora de la derecha argentina. La Constitución Nacional, sus derechos y garantías, gozan de buena salud. Sin embargo, la justicia da crédito a la demanda. Y con el recurso llamado "amicus curiae", presentado por la CTA no oficialista, un juez dejó en suspenso la medida. Estos son los chiflados y flojos de entendederas que esgrimen la Constitución para rechazar la Constitución?
Anoche la Presidenta hizo el anuncio oficial de la regulación de la Medicina Prepaga y la trazabilidad de medicamentos específicos: en una alocución digna de maestra ciruela y entre sonrisitas y mohínes, argumentaba sobre la necesidad de fortalecer a las empresas de salud so pretexto que el Estado tenga que suplirlas, porque al parecer, todo está gestionado en función de un "estructuralismo modélico"; aprovechó, poniéndose las gafas, para leer los millones de pesos que se gastarán y que vendrán de distintos programas, cuya enumeración, en medio de las cifras, caía como en un saco roto imposible de retener.
  Esto se refería a la Salud, no importa si privada o pública, a la Salud consagrada como derecho.  Esto se dijo mientras los noticieros anunciaban a más procesados por la Mafia de los Medicamentos, entre los que se cuenta al propio recaudador de su campaña presidencial y a cuadros del Sindicato de Camioneros. Porque la voracidad del Hoffa argentino es tal que desea sean resarcidos los sindicatos por la gente que abandonó sus prestaciones de salud  para irse a una privada.
Cuando fue el aniversario del Golpe en la Avenida de Mayo de la Ciudad de Buenos Aires, se pusieron grandes fotos de periodistas críticos; todos tenían una gorra militar. Se los colocó sobre atriles para que los niños los escupieran. Los militantes los animaban a hacerlo ante las risas de los progenitores. Unos días después en una muestra de cultura KK, en el Palais de Glasse, se colocó, también para los niños, un juego de arrojar pelotas, pero al Gorila. Progenitores chochos y niños que mañana serán humanoides.

Si esta Argentina de la era KK tiene una característica lograda es la estupidez con la que han estigmatizado a la Nación, y el esfuerzo denodado que han realizado para lograrlo. Creer que la gente se olvida rápido de algún desliz y que todo pasa y al otro día. Olvidarse los gobernantes de sus propias estupideces por la misma razón de quienes los votaron. Porque la inteligencia defectuosa de los hombres de talento, la percepción inmadura, la escasa capacidad de juicio, la desatención, las asociaciones torpes, la mala memoria, la torpeza, la simplicidad, la megalomanía, la vanidad, la temeridad, la sugestionabilidad y el egoísmo, todo en conjunción para conservar la impunidad del poder para tener más dinero, debieran ser denunciadas no sólo en los foros y en los blogs, sino también, y primero, en las urnas.

Siempre recuerdo la década de Menem, la de la pizza con Champán, donde a muchos, pero muchos, todo les parecía una fiesta. Hasta él, que era Presidente, una vez equivocó el discurso pero, mientras lo leía, se dio cuenta que era para otro evento; salió del atolladero riéndose y diciendo que lo creía mejor. Todos rieron como estúpidos incluido él.

Revisando la historia de estos últimos veinte años, en donde el peronismo gobernó dieciocho, parece la fiesta de la imbecilidad, tal como aquél bobo que apagó la vela para que las pulgas, que lo asediaban, no lo vieran, y con esto se consideró bienaventurado.


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