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sábado, 20 de abril de 2013

Historias de un bobo con ínfulas. José Antonio del Pozo.Madrid.


Conozco a José Antonio del Pozo por Twitter y luego por su maravillosamente idiota Blog -elblogdejoseantoniodelpozo.blogspot.com - del cuál no me pierdo ninguna entrada. A través de la distancia geográfica y la cercanía de la fibra óptica, es un hermano de la lactancia, del abrevar en las fuentes idiotas de uno mismo, sin concesiones, y de la sociedad real y virtual, que  son la misma cosa para quién tiene ojos y ve los diferentes y comunes matices.

Ha tenido, José Antonio, la gentileza de enviarme un volumen real de su libro y por correo con estampilla... por ese medio del que Antoine de Saint Exupery hizo su pasión, por lo menos aquí en Argentina, sobrevolando las tierras patagónicas  y abriendo sus rutas aeropostales. Siempre me emociona recibir los pequeños paquetitos de mis amigos, con la impronta de sus manos cerrando los sobres a miles de kilómetros de distancia...y llegar aquí, al medio de las montañas. Tengo el privilegio de emocionarme muchas veces durante el  año.

Así, llegó a mis manos, a mi casa la Stultifera Navis en el culis mundi de la Patagonia Argentina, este libro apasionante que, si bien su título habla de historias, para mí es una nouvelle escrita en variaciones, casi como una pieza musical que hace alarde de variopintas escrituras y con distintos tempos y compases, pero donde el tema siempre es escuchado a través de todas las melodías.

No soy crítica literaria, soy apenas una lectora empedernida y voraz. Por esta razón, este breve comentario sólo aspira a poner en letras de molde, mi visión, disparada a través de autores paradigmáticos que imprimen su sello en esta semblanza que el autor hace de su personaje y sus peripecias. Pero esta es solo mi visión personal, acotada y mezquina ante la imposibilidad de resumir la riqueza de la narración. Solo unas pinceladas.

Por su estructura me remitió a Fellini en su Amarcord, la vida de un pueblo a lo largo de un año, en una miscelánea de riquezas personificadas. Aquí, en los avatares de Armando, culminando en su fiesta de cuarenta castañas...todo un número y un símbolo en la vida de las personas. Como Fellini, los hilvanes de las historias son imperceptibles, pero desatan y muestran  el diálogo interno de quién cuenta la historia de los otros y el propio lugar en ellos. Proust, sin lugar a dudas...los acontecimientos narrados remiten a los vínculos que crea su propia memoria. Pero también he visto a Camilo José Cela, en la descripción de los personajes, casi como una Colmena pero de este siglo XXI postmoderno y atroz.

El contexto social e histórico del personaje, el postmodernismo social, el Estado de Bienestar español donde discurren las historias, nuestra contemporaneidad, es un punto clave. La crítica ácida a este estado social, con todas las manifestaciones ideológicas, tanto políticas como religiosas, en la España Monárquica y Católica, en la Republicana, en la España de la Unión Europea, hace un fresco conmovedor y a la vez anárquico y despreciable, tanto como si lo hiciera Charles Bukovski.

El núcleo de esta composición, de estas Historias... es El Bobo de Armando.

De entrada, y para que no haya dudas, se nos advierte que es un hombre que ha perdido el sentido del humor, primero en su niñez y luego en su juventud...que los boquerones en vinagre o la enterocolitis en El Cairo, se nos refiere...pero esta pérdida no es más que una estética del desencanto por el verdadero arcano de la vida de Armando, que es ligar a una tía.

Así aparecen las deliciosas musas en la vida de él, Mari Gloria, la peluquera; la ex esposa, necesitada de liberación y compromiso con las causas de los más débiles; Rita, la meretríz, la femme fatale; La China, que olía a la gloria del flan casero; la Chica Rubia de Celeste Diadema; la cautivante Tía Feli, que disparaba las fantasías del chaval; la Gordita Literata Deficiente Mental del Nuevo Mundo en la Noche Vieja; Linda, la evangelista de padres infieles y fornicadores; Angeles; la Pequeña Lucrecia Borgia en Venezia; la Gloria de los Mojitos; Mónica de la Oficina y Tú, a quién le dedica la quinta esencia del romanticismo.

Armando no es un bobo, es un inadaptado a los enfoques frívolos de la postmodernidad, donde hasta la verdad es una cuestión de perspectiva más que algo universal.
Inadaptado hasta en la búsqueda de la inmediatez, donde el pasado y el futuro apenas tienen importancia...falla en sus peripecias por su propia convicción, aunque trate de esforzarse en el  intento.

Decía Bukovski cuando se miraba las manos y pensaba que habría podido ser pianista o algo así, qué hizo con ellas, se decía, me rasqué las pelotas, firme cheques, até zapatos, tiré la cadena de inodoros, etc., etc., he desaprovechado mis manos y mi mente. No es el caso de Armando...pero en su peripecia de involucrarse, desde los quilates de la prosapia, concluiría como Bukovski, contrario sensu, escribir te empuja a espacios ácreos, te convierte en un extraño, en un inadaptado...desgracias para alguien con vocación amorosa y social.



Del autor, transcribiré la solapa del libro, la que me ha impactado por muchas razones, pero sobre todo por la dimensión desencantada que da de sí...casi como un Bukovski trágico en el sentido español:

José Antonio del Pozo nació en Segovia (España). Es licenciado en Ciencias de la Información y en Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid. Colaboró en radio y en prensa escrita.Escribe un blog http://elblogdejoseantoniodelpozo.blogspot.com/ . Ahora trabaja en un bar.




2 comentarios:

  1. precioso, Liliana, bellísimo texto el que a propósito de mi libro has regalado, el que personalmente me has regalado. Gracias por todo ese tiempo tan precioso que invertiste en leerme y en escribir tu depurado y sabio texto. Uff, aun estoy emocionado de leerlo. MUCHAS GRACIAS.
    Es un gusto compartir contigo. Aprecio y valoro mucho tu escritura y tu estilo.
    Un abrazo transoceánico con ínfulas de que pudiera de verdad llegarte. Un beso y muchísimas gracias

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