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jueves, 28 de febrero de 2013

Amia. La impunidad consagrada.

LO QUE EL GOBIERNO NO QUIERE DECIR

Lo que el gobierno argentino encubre y encubrió

De todo lo que he leído sobre el tema y habiendo sido testigo y protagonista de la primera marcha por Amia, a dos días del atentado, en la Plaza de los Dos Congresos, en Buenos Aires, allá lejos y hace tiempo en 1994, comparto, para quienes no lo han leído, las dos cartas que enviaran estos periodistas al propio NK en 2003. 

Muchos, seguramente, y en la realidad, habrán superado con creces, las ficciones cinematográficas del Informe Pelícano y La Chica del Dragón Tatuado...buscando, denodadamente, la verdad en la maraña de suciedades que el propio Estado Argentino pergeñó, desde entonces. 

Para ampliar este plot, que ni John Le Carré hubiera podido imaginar, recomiendo El Pacto Menem-Kirchner de Juan Gasparini, en sus capítulos 4 y 5, la Ecuación Menem y la Ecuación Kirchner, respectivamente.
El tema Amia, allí, se repite de modo escandaloso, en la interna de la SIDE y el proyecto del entonces Ministro Beliz, en su plan estratégico de Seguridad y Justicia, los jueces de Corach, los fondos de Santa Cruz, Skanska, Thales, venta de armas a Croacia y Ecuador...la lista es un prutílago de los mayores escándalos en la Argentina
 Muchos de los mencionados allí, debieran dar cuenta y dejar de pasearse por los canales de televisión...Muchos son jueces federales hoy...como lo fueron en aquél momento.

Saben....? siempre pienso que el encubrimiento es fabuloso y el pacto de silencio escandaloso, desde donde se lo mire... porque si yo, que soy nadie he llegado a ciertas conclusiones, que quedará para todos los que hoy se siguen pavoneando frente a las cámaras de Tv y son portadores de secretos...aquellos que develarían la trama corrupta e institucionalizada de la Argentina y que tiene, como espectadores bobos y cautivos, a gran parte de la ciudadanía que, en algún momento, emitirá su voto y seguirá consagrando, sin saberlo por ignorancia y/o  desidia, los verdaderos intereses de sus gobernantes y candidatos. 

El Horror de esta ignorancia o desentendimiento de las cuestiones públicas, por falta de construcción ciudadana, son los muertos inocentes. 
Todos somos culpables.

Cada uno saque las conclusiones que quiera...hasta la Justicia argentina ha sido fraudulenta y este ataque terrorista a los argentinos, quedará impune...por seguir escondiendo la basura de los gobernantes debajo de la imbecilidad de creer que somos ciudadanos de una democracia.


Extraído del libro AMIA, La gran mentira Oficial. Christian Sanz y Fernando Paolella.El Cid Editor.Buenos Aires.1ra.Edición.2007.

Primera carta al Presidente Kirchner
SR. PRESIDENTE DE LA NACIÓN
Dr. Nestor Kirchner
PRESENTE
Le escribimos estas líneas debido a la enorme preocupación que nos produce
–calculamos que al igual que a la mayoría de los conciudadanos- la
probabilidad de tener un conflicto diplomático con Irán a raíz de la detención
del embajador iraní Hadi Soleimanpour por su supuesta participación en el
atentado a la AMIA.
Sr. Presidente, acusar a dicho país –Irán- por el atentado perpetrado el 18 de
julio de 1994, sea quizás el gesto más osado y menos inteligente que se haya
visto en los últimos años. Y es que al señalar a dicho país le estamos haciendo
el juego a intereses non sanctos que confluyen en el fin último de poder sacar
de cuajo a un país que les es molesto en sus negocios oscuros como es el
tráfico de armas y de estupefacientes.
Sr. Presidente, no queremos subestimarlo al enviarle esta misiva, pero
necesitamos hacerle saber cuál es la verdadera línea de lo ocurrido esa fatídica
mañana de 1994 y que apunta a una pista que nunca fue investigada en
profundidad. Una pista que lleva indefectiblemente a otro país: Siria. Un país
al que nadie se atreve a mencionar siquiera. Y eso a pesar de los muchos
indicios que existen en tal sentido.
Mentiras que matan
La primera mentira que se pudo ver en los medios y que el juez Juan José
Galeano aún sostiene, es la de la Traffic-Bomba. Ese supuesto vehículo
explosivo ha sido visto sólo por una testigo de los 200 que tuvo la causa:
Nicolasa Romero, quien posteriormente admitió haber sido presionada para
decir semejante barbaridad.
Desde esa base se construyó toda una “historia oficial” que empezó a apuntar
sus cañones al país que finalmente sería el chivo expiatorio: Irán.
Y es que la Traffic que supuestamente estalló frente a la puerta de la AMIA,
según los genios de la inteligencia local, estaba conducida por un suicida iraní.
A partir de allí, el juez Galeano, algunos ‘servis’ de inteligencia y muchos
funcionarios locales se ensañaron contra Irán sin tener prueba alguna.
Antes de continuar, Sr. Presidente, le aclaramos que no tenemos ninguna
simpatía por Irán, país muy poco democrático que flamea la bandera del
terrorismo como bastión de su idiosincracia.
Luego de eso, le comentamos algunas de las principales pistas que apuntan a
Siria en el atentado a la AMIA:
1-Tanto al momento de la explosión de la Embajada de Israel, como de la
AMIA, estaba presente en Buenos Aires el traficante Monzer Al Kassar,
ministro sin cartera de los intereses de Siria y primo lejano de Carlos Menem.
En ambas oportunidades el dato fue muy bien oculto por los servicios de
inteligencia locales y extranjeros.
2-Gracias a un llamado anónimo, el mismo día del atentado a la AMIA, se
intentó detener a tres ciudadanos sirios: El matrimonio conformado por
Narman Al Henawi y Mohamed Al-Alem, nacidos en Damasco y residentes
en Argentina; y Ghassan Al-Zein, quien se presentó como sobrino del
presidente de Siria, Haffez el Assad. Lo más llamativo fue que Al-Zein
denunció como domicilio Florida 938, sede de la marroquinería Namir y
propiedad de la familia Yoma.
Finalmente nunca se llego a detener a los nombrados. Una orden “superior”
hizo que los dejaran en paz y, un día después, el trío sirio desapareció.
3-Poco antes de la explosión, un camión conducido por Alberto López,
estacionó frente al edifico de la AMIA dejando un volquete de la empresa
Santa Rita, propiedad de Nassib Haddad, de origen libanés.
En el transcurso de la investigación se descubrió, gracias a la hoja de ruta
que López tenía en su poder, que a pesar de que primero figuraba la AMIA
como lugar a donde depositar el volquete, partió hacia un supuesto baldío
ubicado en la calle Constitución 2655-57. Enfrente del mismo, se encuentra la
vivienda de Jacinto Kanoore Edul.
Lo interesante de todo esto es que Edul conocía –y mucho- a Al Kassar. En
su teléfono se registraron varias llamadas a Siria y a España, así como a
Telleldín, el dueño de la supuesta Traffic-Bomba.
Y por si esto fuera poco, -Edul- reconoció públicamente ser "amigo íntimo de Carlos Menem".
4-La empresa encargada de la limpieza de la AMIA pertenecía al
desaparecido Alfredo Yabrán, de inocultable raigambre siria y amigo personal
del ex presidente Menem. En su momento, el ex ministro Domingo Cavallo
confesó que en un viaje a Siria, el presidente de dicho país le pidió
puntualmente a su par argentino –Menem- que velara por dos personas: Al
Kassar y Yabrán. Muy sugestivo.
Asimismo, Sr. Presidente, existe un documento incorporado a la causa
AMIA -elaborado por los legisladores republicanos Yossef Bodansky y Vaugh
Forrest, miembros de la Fuerza de Tareas sobre Terrorismo y Guerra no
convencional- que afirma que "el increíble éxito", del atentado se debió en
parte sustantiva al reclutamiento de "dos operativos locales, ambos islámicos",
quienes organizaron sendos grupos que se encargaron de cometerlo, tarea en la
que habrían contado con el decidido apoyo de agentes sirios, a su vez
miembros del círculo más próximo al presidente Menem.
Según el informe, el atentado contra la AMIA, así como el derribo de un
avión comercial en Panamá, y el ataque a la embajada de Israel en Londres,
fueron "patrocinados y controlados por Teherán y Damasco" y su aprobación
final se produjo en "Bir-Al -Abd, Beirut, donde altos funcionarios iraníes y de
Hezbollah se reunieron a finales de mayo de 1994.

¿ Por qué Siria?

Sr. Presidente, cuando Carlos Menem ganó las internas contra Cafiero en
1988 estaba obsesionado por un sólo objetivo: llegar a la Rosada a cualquier
precio. Entonces no dudó en tomar decisiones de estado para tal meta, por eso
no le tembló el pulso cuando negoció la entrega del misil Cóndor II a los
sirios, libios o egipcios.
Tampoco escatimó en detalles para la cooperación nuclear con Assad, como
lo mencionó el ex embajador Spinoza Melo. Y tampoco se hizo el chancho
rengo cuando ubicó al prófugo Ibrahim en la Aduana, o en ocasión del
otorgamiento del pasaporte de la discordia a su primo Al Kassar.
Menem no dudó en otorgarle aún más poder al Cartero Yabrán, dotándolo
con la capacidad de contar con todos los elementos necesarios, desde el punto de vista estratégico, para que siguiera haciendo lo mejor que sabía, lavar
dinero y concentrar poder en determinadas áreas estratégicas, como lo eran el
correo, los depósitos fiscales, el transporte de documentos y caudales,
empresas privadas de seguridad y la impresión de pasaportes y DNI.
También estableció negociaciones para su financiamiento con los libios y
también con los palestinos, tal como lo corroboró –el ex contacto de Menem
con Khadaffi- Nemen Nader.
El fracaso de las negociaciones por el Cóndor II y el reactor nuclear, fueron
determinantes para el deterioro de las relaciones entre Menem y el país de sus
ancestros. El proyecto significó para Egipto, Siria, Arabia Saudita e Irak, una
pérdida de millones de dólares. Pero sobre todo el incumplimiento de las
promesas de Menem a los árabes fue un duro golpe a la estrategia militar de
los mismos en Medio Oriente, ya que el Cóndor II era netamente superior al
Scud y al Badr 2000.
Assad se tomó muy en serio las traiciones de Menem. El presidente sirio
recibió a su colega argentino en noviembre, luego del atentado a la AMIA.
Nunca se explicó por qué Menem viajó a Siria cuatro meses después del
atentado a la mutual judía. Si hubiera sido por él, el viaje lo habría realizado
mucho antes. Sin embargo, las misiones que encabezaron en su momento
Eduardo Menem y Omar Vaquir, ambos con excelentes relaciones en aquel
país, fracasaron y Carlos Menem tuvo que recurrir a su familia política para
que Assad por fin accediera.
Pero Menem tenía dos motivos para ese viaje. Según la periodista Olga
Wornat, "a Menem lo nublaba, además, la concreción de dos aspiraciones:
quería que el gobierno de Hafez Al Assad condenara públicamente el atentado
a la AMIA y que sus agentes de inteligencia colaboraran con la investigación.
Casi un delirio, considerando que en la Argentina trabajaban el Mossad, el
FBI y la CIA, enemigos mortales de Siria”
¿Y el conductor suicida?
Sr. Presidente, muy pocos periodistas se atreven hoy en día a hablar del
supuesto conductor suicida de la inexistente Traffic-Bomba, entre ellos podemos contar a Daniel Santoro, de la redacción del diario Clarín, quien no
dudó en afirmar en una nota -hace muy poco tiempo- que el gobierno de Israel
había confirmado a la Justicia oficialmente “la información de la SIDE según
la cual el comando suicida que se inmoló en la Traffic que se incrustó contra
la AMIA era el libanés Ibrahim Hussein Berro”.
La refutación a tamaña mentira la tenemos de la mano del prestigioso
periodista Juan José Salinas, quien asegura que “Israel mal puede confirmar
que un presunto suicida (del que no hay absolutamente ningún rastro) es un
libanés llamado Ibrahim Hussein Berro puesto que quien ofreció esa
información a la SIDE años atrás fue, precisamente, Israel.
A pesar de resultar absurdo que solo en Argentina los coches-bomba puedan
evaporarse (en el reciente ataque a una mezquita de Bagdad, en el que se
utilizaron mil kilos de explosivos, muchos más que en la AMIA, el vehículo
se veía perfectamente, y también en su interior, carbonizado, el chofersuicida)
y que quienes hemos escrito libros sobre el atentado, como Jorge
Lanata, Gabriel Levinas y quien escribe, neguemos que hayan existido, aún
quienes consideran la posibilidad de su existencia saben bien que aunque se
encontraron en el lugar del ataque pequeñas piezas correspondientes a una
camioneta Traffic, no se encontraron tejidos que pudieran pertenecer a un
supuesto suicida.
Y que por lo tanto muchísimo menos se le hizo el ADN a los dudosímos
tejidos carbonizados a que se refiere la nota. Por lo que es absurdo pretender
que en Argentina se identificó a un supuesto suicida que jamás tuvo entidad
física. Si algo está claro es que, por la razón que sea, desde un primer
momento el gobierno israelí participó activamente del encubrimiento tendiente
a que no se revelase que quienes habían encargado el ataque tenían estrechas
relaciones con las familias Menem y Yoma, además de con Monzer al
Kassar”.
Finalmente
Sr. Presidente, si le parece poco lo que le planteamos en la presente misiva,
le pedimos que lea el artículo aparecido el pasado lunes 8 de setiembre en el
diario Río Negro.
Nos referimos a la entrevista realizada a un investigador científico de Medio
Oriente e islamismo llamado Norberto Méndez, quien asegura que “no hay
evidencia alguna de que Irán esté implicado en los atentados contra la
embajada de Israel y la AMIA... si fueron (ellos), no hay pruebas”.
En otra parte del reportaje dice algo más sugerente aún: “es evidente (y
entendible, son las reglas del juego de la política internacional) que hay un
gran interés de Israel y de E.E.U.U. en que se rompan las relaciones con Irán”.
Creemos, luego de haber investigado exhaustivamente el tema, que el
atentado a la AMIA se está utilizando para poder condenar a Irán
internacionalmente. Siempre se necesitó una excusa para hacerlo y el
nombrado magnicidio es la excusa perfecta. Si teníamos alguna duda, ésta fue
despejada luego de notar la preocupación demostrada por ciertos grupos
involucrados y de sentir en carne propia los esfuerzos hechos por gente que
colabora con el Mossad –servicio secreto israelí- para filtrarnos información
falsa, sobre todo contra Irán.
Sr. Presidente, no le pedimos que crea en nuestra palabra, sólo le pedimos
que investigue profundamente. Que trate de involucrarse personalmente en el
tema.
Quienes le escriben estas líneas están dispuestos a colaborar
desinteresadamente en el tema si es necesario. Somos periodistas
independientes, sin compromiso político alguno y con deseos de que se llegue
a la verdad.
Sólo hace falta voluntad, ni más ni menos.
Atentamente lo saludamos...
Fernando Paolella y Christian Sanz
9 de Septiembre de 2003

Segunda carta al Presidente Kirchner
SR. PRESIDENTE DE LA NACIÓN
Dr. Nestor Kirchner
PRESENTE
Esta es la segunda vez que nos dirigimos a Ud. respecto a la desastrosa
investigación que se está llevando a cabo sobre el atentado a la sede de la
AMIA.
Retomando el espíritu de la primera misiva, nos vemos en la obligación de
recordarle el compromiso asumido por usted con motivo del acto del 9º
aniversario de la masacre de la calle Pasteur, en el cual declaró que iba a llegar
a desentrañar el complejo entramado de encubrimiento que impide ver la luz
de la verdad. Sin embargo, los meses pasaron y lo que se vislumbró solo fue
más de lo mismo: una excesiva focalización en la inexistente pista iraní.
Pensamos ingenuamente, Sr. Presidente, que el corrupto juez Galeano
terminaría entre rejas, pero nos equivocamos de plano. Para colmo, las
maniobras de su canciller Rafael Bielsa tendientes a implementar la solución
Lockerbie nos pareció una forma burda de dependencia de los intereses
estadounidenses e israelíes.
Si anteriormente las usinas de informaciones de estos dos países le dictaron a
la SIDE de Miguel Angel Toma el “paper” para la elaboración de un informe
falaz acusando a Bin Laden, el camino pretendido por su ministro de
Relaciones Exteriores no es otra cosa que una letal cortina de humo.
Hace mucho tiempo, Sr. Presidente, que venimos investigando esto y le
aseguramos que no ha sido tarea sencilla. Nos han “apretado”, han intentado
interferir el servidor de nuestro periódico digital, nos han enviado virus y
hasta sujetos que presumimos cercanos al Mossad han intentado
“convencernos” de que estábamos errados.
Lo mismo han hecho periodistas supuestamente “confiables”, quienes han
amenazado con querellarnos. No obstante, seguimos en pie como la roca
cuando resiste el oleaje.
Sr. Presidente, no somos más que dos periodistas tratando de hallar la verdad
sin creernos infalibles ni mucho menos. Sólo nos limitamos a hacer un
exhaustivo análisis de los hechos, constatando –no sin asombro- cómo la corporación mediática nacional cierra filas en torno a la ficticia Trafficbomba
y el inexistente conductor suicida. Como si se tratara de una verdad
revelada, Sr. Presidente, Galeano y sus sponsors mediáticos se aferran a esta
descabellada teoría como perro al hueso e intentan desacreditar todo atisbo de
criterio contrapuesto.
“Miente, miente, que siempre algo queda”, decía el inefable Joseph
Goebbels, inventor de la propaganda política. Siguiendo esa esencia, muchos
formadores de opinión han cerrado filas en torno a esta mentira y la verdad
nuevamente se fue de paseo.
De un plumazo, Sr. Presidente, se dejó de lado la participación de Al
Kassar en esta compleja trama, así como se ignoró aquella solicitada de
Alfredo Yabrán en la que aludía al bombardeo de la AMIA”. Tampoco se
hizo ningún juicio de valor acerca de la relación estrecha que mantenía el ex
presidente Menem con la dictadura de Affez Al Assad, presidente de Siria, así
como la real implicación de parientes cercanos suyos en el entramado
denominado Narcogate.
Tampoco se analizó convenientemente, Sr. Presidente, el precio que el país
debía pagar luego de abrazar las espurias “relaciones carnales”, que produjo
la ruptura del ex mandatario con la tierra de sus ancestros.
Sí, Menem lo hizo: sus promesas incumplidas, en aras del alineamiento con
EEUU e Israel, provocaron la venganza de aquellos que se sintieron
damnificados por ese brusco cambio de tuerca de la política exterior
vernácula.
Dentro de este contexto, nuestra hipótesis no resulta descabellada.
Nuestra humilde opinión
Nosotros creemos, Sr. Presidente, que ambos atentados –AMIA y Embajada
de Israel- están estrechamente vinculados a las promesas que Menem hizo a
Siria respecto a lavado de dinero del narcotráfico y tecnología nuclear.
Promesas que, obviamente, nunca cumplió.
Ese es uno de los motivos por los que aparecen tantos ciudadanos sirios en
medio de la investigación de ambos magnicidios.
El detalle de esos vínculos, Sr. Presidente, los encontrará en nuestra primera
misiva, enviada a Ud. a mediados de noviembre de este año.
Pero, por si esos datos no fueran suficientes, acercamos a Ud. algunos
indicios más en el mismo sentido.
Los mismos están extraídos de una fuente muy confiable: el libro Mossad, la
historia secreta, del serio periodista Gordon Thomas. No está de más
recordar, Sr. Presidente, que dicha investigación ha contado con el testimonio
directo de varios jefes del mítico servicio de inteligencia israelí.
En el mismo, Thomas cuenta que en la primavera de 1996, Danny Yatom –
estando al frente del Mossad- reabrió la investigación sobre el atentado a la
embajada de Israel y que se topó así con "el pasado del presidente (Menem) y
de la primera dama" y "descubrieron que Menem tenía vínculos cercanos
con miembros de grupos terroristas dentro de la comunidad siria en
argentina.
Una periodista israelí, Nurit Steinberg, que había hecho su propia
investigación sobre el atentado y publicado sus hallazgos en el semanario Kol
Hair de Jerusalén (que depende del diario Haaretz) confirmó esta declaración.
Poco después depués de publicar su detallado informe -nunca desmentido
por Menem o por su Gobierno- Nurit Steinberg fue víctima de un incidente
(...) El único objeto robado fue el disquete donde había almacenado toda la
información (...).
El Ministerio de Asuntos Exteriores israelí ignoró las afirmaciones de
Steinberg. Sus portavoces comenzaron a alimentar historias que acusaban a
Irán de la destrucción de la embajada, perpetrada por su socio, el fanático
Hezbollá.
(Pero en Buenos Aires) los investigadores del Mossad seguían encontrando
pruebas preocupantes que contradecían la opinión del Ministerio de
Asuntos Exteriores acerca de la culpabilidad de Irán y el Hezbolá (y puso la
lupa sobre) “Monzer al Kassar, un veterano traficante de armas y drogas
cuyo círculo de amigos abarcaba desde Oliver North hasta Abu Nidal".
Nueve meses antes del atentado, un noticiario de televisión de Damasco
mostró al hermano del presidente Menem, Munir, entonces embajador
argentino en Siria, filmado en conversaciones con Al Kassar. Poco después del atentado, Munir fue trasladado a Buenos Aires. El equipo del Mossad no
había podido descubrir por qué.”
Yatom reparó que en abril de 1992 su antecesor Shavit había retirado de
Buenos Aires al equipo de investigadores a sus órdenes: "En realidad -escribe
Thomas-, se le había ordenado a Shavit archivar el expediente, hecho notable
dado lo ocurrido cuando el Mossad se retiró".
¿Qué había ocurrido? En Buenos Aires, el embajador Yizthak Shefi, cuya
esposa había muerto en el ataque, insistía en que “Siria estaba implicada” en
el atentado.
“Tácitamente apuntaba a que el presidente Menem debía responder algunas
preguntas. Menem elevó una protesta ante Shimon Peres. Shefi fue llamado ‘a
consulta’" y ya no regresó.
Respecto al tema AMIA, Gordon Thomas asegura que el gobierno israelí
convalidó la acusación argentina al Hezbolá, y que "este grupo hizo, contra
su costumbre, una declaración en Beirut negando cualquier vínculo".
Finalmente, para Israel y el Mossad "reabrir una investigación que podía
desenterrar desagradables nexos entre el presidente argentino y la tierra de sus
antepasados no era una opción viable.
Durante los años posteriores, Menem seguiría jugando su papel de honesto
mediador. Era mucho más importante para los amos políticos del Mossad que
lo siguiera haciendo. Se le comunicó a Yatom que los expedientes de ambos
atentados debían continuar cerrados".
Concluyendo
Como verá, Sr. Presidente, los intereses que intentan que este tema quede
oculto bajo los escombros del olvido son mucho más importantes de lo que se
cree.
Cuando los principales gobiernos del mundo -sólo por subjetivos e imbéciles
intereses estratégicos- se ponen de acuerdo para mentir a la ciudadanía en su
conjunto, poco puede hacer el periodismo sin el apoyo político pertinente.
Es por eso que le pedimos, Sr. Presidente, que no se olvide de sus propias
promesas. Porque detrás de este tema y, aunque a nadie le importe, hay nada
menos que 85 muertos que aún no han conseguido que se haga justicia.
Y eso significa, Sr. Presidente, que esa gente aún no puede descansar en paz.
No es poco...
Fernando Paolella y Christian Sanz
24 de Noviembre de 2003