Hoy fue un día como aquél que retratara Pablo Neruda en Walking Around, cuando decía que estaba cansado de ser hombre y que paseaba con calma, con ojos, con zapatos, con furia y con olvido:
el día, hoy, en que se jugó la Champion League entre el Barcelona y Manchester United.
Todas las cadenas noticiosas que veo por televisión satelital, sumados a los portales de noticias, vía Twitter o Facebook, hablaban inconteniblemente de lo mismo.
La inundación verbal, la "floripondéz" del verbo, esa exposición poética en el relato futbolístico, sumado a datos precisos de precios de pases, cotización de premios por ganar "la Eurocopa", la tómbola de millones de libras, euros y dólares, con la conversión instantánea por parte de los relatores, en una demostración de conocimiento económico y financiero del mercado futbolístico, todo el carnaval del gran negocio del fútbol que se alimenta de la imbecilidad humana.
La Casa de Catalunya en Buenos Aires deliraba de españoles, anclados aquí, y argentos recién venidos gimoteando orgásmicamente a este "león de dos mundos", a esta "pulga gigante", al crack de dos naciones, y así y así. Mientras Messi en los comentarios decía "no somos conscientes de lo que hacemos" las jóvenes lloraban con histeria, los jóvenes argentos besando el escudo del Barsa en sus camisetas, y los hombres mayores emulando al periodista Niembro (que por la cadena Fox no paraba de decir "desde Buenos Aires nos dicen que bla", "desde Buenos Aires nos dicen que ...bla bla...) en los comentarios técnicos de la posesión científica de la pelota. Las señoras que pasaron por delante de la cámara...daban pena, con vinchas del Barsa en sus frentes, sacando la lengua de manera repugnante y con tricotas al cuello mitad españolas mitad argentas.
Todo un espectáculo digno de una murga de carnaval al que se sumaban los que veían el partido en algunos bares de Buenos Aires. Daba esa impresión tristísima que el eje del mundo pasaba y debía agradecerse al fútbol. Un título online decía "Gracias por el Fútbol". Yo les diría: "Gracias por el Furbo...jeje".
Mis divagues sobre el deporte me llevaron a consultar ilustres enciclopedias y me quedé con esta definición :
El deporte en sí consiste en gastar millones en estrellas mediáticas, insultar al árbitro (juez en el campo de juego), hacer tertulias interminables, vender camisetas, hacer apología de ideologías retrógradas, y cometer actos violentos. En último término, podría considerarse también que consiste en meter el balón en la portería contraria sin tocarlo con los brazos.
Esta misma enciclopedia habla de Futbolandia o como se le llama en Argentina, Planeta Fútbol. Paso al final el enlace a aquellos que quieran profundizarlo y reírse con sus ocurrencias propias de España. Desde mi perspectiva, similar a la que describiera Juán José Sebrelli en que "El fútbol es el opio de los pueblos", es tan miserablemente engañoso y falaz el Planeta Fútbol, tan decididamente adoctrinador como lo pintara Orwell en 1984, que nadie ve lo que debiera: ni aún razonando con otros, jóvenes o viejos fanáticos, y llegando a ciertas conclusiones incontrastables hacen la vista gorda y la indiferencia del "no me importa" gana por goleada.
A las cuestiones fundamentales de una organización nefasta, la FIFA, que está por encima hasta del Derecho Internacional Privado y Público (no reconoce ley externa que la regula); a la cuestión indisimulable que en la tómbola de monedas extranjeras con las que se cotizan a los jugadores, los millones y millones y millones que valen los que patean la pelota, se esconda la sombra del lavado de dinero; que en los juegos Olímpicos, magno evento desde los griegos para los deportistas amateurs, destruídos por la concurrencia de profesionales sin bandera, se entremezclen estos señores feudales del deporte pagados con dineros de dudoso origen...Por lo que se han convertido estos deportistas, en una farándula burlesca que gasta tinta y éter y ondas de satélite, para que después de algún escandalete, dado su nivel de vida por los millones que ganan, hablen de ellos en tercera persona, como émulos de prohombres.
La sangre que ha corrido y corre en los estadios de fútbol (como aquella nefasta final de la Champion) no le importa ni a los jugadores, ni a los dirigentes ni al público en general: es casi como la decadente arena romana de los gladiadores, salvo que en esta no tiran panes, sino cobran -como en la de hoy- cuatro mil euros por una entrada.
He escuchado la frase que "El fútbol corrompió al deporte", adhiero a ella, por estas razones y por su carácter transitivo hacia otros deportes de equipo que también cotizan por olímpicos..
Pan y circo, opio, anestesia, analgésico para un mundo de dolor, espectáculo millonario para los dueños de la arena.
Por todo esto y porque soy una verdadera idiota, porque ni entre mis propios tengo ascendente sobre el tema, me voy a quedar con la historia del fútbol de una magna enciclopedia a la que siempre consulto:
Todo empezó en 1492, por la necesidad de patear las bolas de los Reyes Católicos por parte de Critobal Condón. A este se le unieron mas y mas personas. Al prohibir esto en Francia en 1790 y pico, se produjo la Revolución Francesa. Cuando Ristobal Condón y sus secuaces ganaron, mandaron a Pelé y a Diego Armando Maradona para que les hicieran un entretenimiento consistente en patear una bola, que todos disfrutaran, pero que a nadie le doliera.
Este deporte, que gracias a golpes de puños, tacles y empujones ha llegado a formar la idea que desciende del Rugby, que por cierto les gusta la verga, fue inventado por dos científicos francesamericanos, los ya dichos Pelé y Diego Armando Maradona cuando estaban jugando al Pro Evolution Soccer 5, despues de notar que el primero era muy negro para el golf y el segundo muy enano para el basketball. Aunque sus rudimentos son de tiempos remotos, a Pelé y Maradona se les reconoce esta invención por cuanto la llevaron a la TV y si está en la TV es porque es cierto (pero el día que iban a patentar su invento tenian un partido, asi que Jules Rimet se adelantó y les robó la idea creando a la FIFA, grupo mafioso que se encargaría en las siguientes décadas de organizar una Guerra Mundial cada cuatro años en las que el mundo entero les daría un tributo a los ganadores en forma de oro, incienso y mirra). Por otra parte, esos dos científicos discrepaban en la manera que se debía marcar goles, Maradona insistía en que la mano valía dentro del área, y Pelé considera que sólo el portero puede propasarse y meter cuanta mano quiera.
La cancha en la que se juega ha sufrido importantes cambios a través de los años. Tanto Maradona como Pelé desarrollaron la primera cancha a partir de un cuadrilátero de tierra y piedras, desgraciadamente el argentino decidió que ese terreno sería mejor utilizado en el cultivo de la mítica hoja de los incas, porque dijo que eso daba más placer y dinero y asi fue que se perdio para siempre la localización y las medidas de la cancha por los posteriores bombardeos de la DEA en su lucha contra las plantas. Sin embargo, con motivo de las invasiones inglesas (The Beatles y Rolling Stones), se introdujo la cancha de pasto como hoy la conocemos, la cual forma parte de un complejo denominado "Estadio" (voz dálmata que significa "cancha de canchas"). El primer estadio de pasto fue hecho en la capital de Jamaica. Esos ingleses amantes de la hierba...
Así también, explica en sus modos, la dinámica de los fanáticos:
También están los hinchas (hooligans en su versión norteña), conocidos por celebrar los goles de sus equipos, golpear y discriminar a todo aquel que lleve una camiseta distinta a la suya, darle más importancia al fútbol que a su familia o trabajo, sentarse 7 en donde sólo caben 2 y por llorar como si hubiera muerto su madre cuando su equipo pierde. En muchos países a la hinchada se le conoce como La Número Doce, en referencia a que son como los utileros del equipo (todos reconocen su importancia pero nadie les paga como debiera). En el caso de los hinchas, los mismos tienen que pagar por hacer de porristas durante el partido, lo cual en otros sectores económicos se consideraría intromisión. De sus amenazas a muerte y la puntería con la que lanzan objetos al campo depende en muchos casos la victoria o derrota de su equipo, por eso se recomienda entrenarlos en tácticas terroristas y lanzamiento de proyectiles para mejorar su rendimiento. En el peculiar caso de los hinchas latinoamericanos, también debe insistirse en mover el brazo al unísono y al ritmo del cántico que entonen en ese momento y orinar en vasos o condones para luego lanzarlos a la hinchada contraria (en su defecto, a los que estén sentados más abajo).
Y lo más importante:
Los ingresos de los equipos de fútbol dependen de grandes corporaciones lideradas la mayoría de las veces por comisionistas, ignorantes y hábiles charlatanes. La venta de "camisetas conmemorativas de los 25 años desde que el hijo del dueño se meo en los pañales luego de comer su papilla y de cervezas de dudosa calidad en los estadios son usados sabiamente en comprar árbitros o a jugadores veteranos que no meten un gol desde hace 3 temporadas.
No le asombre a nadie esta historia, para muchos apócrifa, que el día de mañana , luego de más y más ligas y millones y “Futbol para todos”, la definitiva versión democrática argentina, los niños se conviertan en futuros humanoides y crean que la historia del fútbol, es esta.